Aunque actualmente el trabajo temporal se considera la mejor vía de contratación en época de crisis, lo cierto es que este tipo de empleo no es solo perjudicial para el trabajador, sino también para las empresas que optan por trabajar de forma generalizada con una plantilla temporal.
El trabajo temporal en tiempos de crisis parece ser la salida a todos nuestros males. Y aunque una empresa que no pueda asegurarse que necesita a un trabajador durante un largo período de tiempo puede invertir en este tipo de empleo, en el que se ahorra costes fiscales y de contratación, lo cierto es que sobrevivir como empresa con una plantilla totalmente temporal puede ser la peor de las ideas. Ya que en realidad, a la larga, aunque no lo parezca por toda la información que se filtra en prensa y de lo que se habla en el mundo empresarial, el trabajo temporal sale caro.
Los recursos que se invierten en trabajadores temporales en realidad acaban por pasar factura. La formación que se requiere para poder enseñar e instruir a estos trabajadores tiene un alto coste, que con una plantilla temporal acaba por perderse precisamente por la sustitución de un trabajador que ya conoce el proceso por uno que no tiene ni idea. Pero eso no es todo. No es el mismo nivel de producción el que se alcanza con trabajadores ya cualificados y formados que con los que no lo son. Y es que es eso, el empleo temporal se creo para necesidades puntuales y específicas, y no para trabajar con él como norma. Al final, pasará factura.
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