Cuando pensamos en la necesidad de ahorrar para gastar un poco menos de dinero a final de mes, sabemos de muchísimas personas que están dispuestas a hacer todos los esfuerzos necesarios en cuanto a sus chances de ocio, como a la hora de la comida, y que sin embargo no resignan ni un solo euro cuando de su guardarropa se trata. En efecto, la ropa de segunda mano sigue sin ser una alternativa para aquellos que tienen que gastar menos, ¿por qué?
La ropa de segunda mano no termina de prender
En efecto, sabemos que comprar ropa de segunda mano en caso de necesidad no está nada mal, sobre todo si estamos en condiciones de ir a por vestimentas que se encuentren en muy buen estado, y mejor aún si son de grandes marcas. Incluso, si vemos la cantidad de ropa que llega de China a España todos los años, podemos estar seguros de que hay una enorme posibilidad de conseguir ropa de segunda mano a la que aún le quede mucho por dar.
Sin embargo, lo que resulta curioso es que en algunos países de los más desarrollados del mundo como el Reino Unido o los Estados Unidos, la ropa de segunda mano que se prepara para ser donada finalmente no termina en las instituciones de ayuda. Todo lo contrario, esas cantidades de vestimenta y calzado luego terminan siendo vendidos a otros países, por muy curioso que eso suene, algo que en España recién está comenzando a notarse.
Andrew Brooks, profesor de estudios de desarrollo del King’s College de Londres, en su libro Clothing Poverty en el que aborda esta temática, ha señalado recientemente que la ropa de segunda mano de los países europeos muchas veces termina siendo vendida como prendas de primera mano o de outlet en otras naciones, y por eso, aunque quieras comprar ropa de segunda mano, verás que consigues mucho menos de lo que debería ser natural.