El falso ahorro del “formato XXL”: pagar más por kilo en envases que prometen descuentos

Ahorrar en la comida

En los pasillos de cualquier supermercado, los envases con etiquetas como “XXL”, “formato ahorro” o “familiar” destacan con colores llamativos y promesas de ahorro que apelan directamente al bolsillo del consumidor. Sin embargo, estos formatos supuestamente económicos pueden resultar hasta un 82% más caros por kilo o litro que sus versiones estándar, según alerta un reciente estudio de la plataforma de consumo FITstore.

El informe, liderado por el experto en tendencias de consumo Luis Cañada, desmonta el mito del “formato ahorro” tras analizar productos populares en cadenas como Eroski, Alcampo o El Corte Inglés. El resultado es contundente: en muchos casos, comprar en grande no solo no compensa, sino que incrementa el coste por unidad de peso o volumen.

“Los consumidores se dejan llevar por el tamaño del envase y palabras como ‘familiar’ o ‘económico’, sin revisar el precio real por kilo”, explica Cañada. “El resultado es que terminamos gastando más, comprando más de lo necesario y creyendo que estamos ahorrando”.

Ejemplos reales y virales

Productos cotidianos como galletas, cacao en polvo, cereales, detergentes o snacks aparecen entre los casos analizados. Uno de los ejemplos más comentados en redes fue el de unas conocidas patatas fritas cuyo «pack económico» ofrecía el mismo precio por kilo que el envase pequeño, desmintiendo cualquier ventaja real. En otros productos, como ciertos botes grandes de cacao, la diferencia puede alcanzar hasta un 15% más por kilo.

Incluso la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha detectado casos en los que el sobrecoste alcanza el 82% por kilo o litro. Una práctica que se extiende por diferentes sectores del gran consumo.

Una estrategia comercial basada en la percepción

El truco detrás de esta estrategia es tan simple como efectivo: aumentar el tamaño y usar un lenguaje persuasivo para activar en el consumidor la percepción de “oferta” sin que lo sea. «Nuestro cerebro asocia automáticamente las palabras ‘ahorro’ o ‘XXL’ con ganga, sin detenernos a comprobar el dato clave: el precio por unidad de medida», añade Cañada.

Consecuencias económicas… y también alimentarias

Más allá del impacto en el bolsillo, los expertos señalan que estos formatos también fomentan el consumo excesivo y el desperdicio alimentario. Al adquirir más cantidad de la necesaria, no solo se gasta más, sino que se favorecen hábitos menos sostenibles, tanto económica como nutricionalmente.

¿Cómo protegerse? Leer la letra pequeña

La mejor defensa frente a este tipo de estrategias es revisar siempre el precio por kilo o litro, obligatorio en el etiquetado. Solo así es posible comparar objetivamente y decidir si realmente compensa el supuesto “ahorro”.

“El consumidor informado es el peor enemigo de estas prácticas de marketing. Cuanto más crítica sea nuestra mirada, menos poder tienen estas tácticas”, concluye Cañada.

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