Alicante enfrenta un alto riesgo empresarial por el desafío del relevo generacional

Silvia Pastor

Alicante, una de las provincias con mayor actividad empresarial en España, enfrenta en la actualidad un reto crítico relacionado con la sostenibilidad de sus empresas familiares. Con un total de aproximadamente 140.468 empresas activas, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la provincia se posiciona en el cuarto lugar a nivel nacional en volumen de negocios, destacándose por su dinamismo económico. Sin embargo, detrás de este panorama positivo, se cierne una problemática que podría afectar su tejido empresarial en los próximos años: el relevo generacional.

Un análisis reciente revela que cerca del 18% del total de las empresas alicantinas, es decir, alrededor de 25.200 firmas, tienen más de 20 años de antigüedad. Esta estadística indica que muchas podrían estar enfrentando su primer proceso de sucesión o, en algunos casos, aún no haberlo iniciado. La media de supervivencia de las PYMES familiares en España oscila entre 23 y 28 años, lo que representa un umbral crítico que muchas empresas alicantinas parecen estar aproximándose, especialmente aquellas que superan el medio siglo de existencia.

Uno de los principales riesgos identificados es la concentración del poder en manos de un único accionista, situación que afecta aproximadamente al 63% de las empresas familiares en el país. En Alicante, esta tendencia también es evidente, donde la propiedad y liderazgo suele estar en manos del fundador o del principal directivo, en un entorno donde el envejecimiento de los líderes va en aumento. La edad media de los empresarios supera los 60 años, y muchos de ellos aún no han diseñado un plan efectivo para la sucesión, lo que genera incertidumbre sobre la continuidad de sus negocios.

La falta de preparación y planificación para el relevo genera inquietudes profundas. La transferencia de liderazgo a la siguiente generación resulta problemática cuando no existen herederos interesados o capacitados, provocando posibles conflictos internos y poniendo en riesgo la supervivencia de las empresas. La situación se agrava considerando que, en 2024, de las 6.240 PYMES alicantinas, aproximadamente 1.100 podrían encontrarse en una delicada etapa de transición que, de no gestionarse adecuadamente, puede traducirse en cierres o en la pérdida de empleos.

Frente a este escenario, surgen diversas estrategias para afrontar el problema, destacando el uso de modelos como el Management Buy Out (MBO), Management Buy In (MBI) y, en particular, los Fondos de Búsqueda o Search Funds. Estos fondos permiten que emprendedores especializados adquieran pequeñas y medianas empresas ya consolidadas, con la intención de revitalizarlas y conducirlas hacia nuevos ciclos de crecimiento. En los últimos años, este enfoque ha ganado popularidad en España, y firmas como TEC Capital han decidido adoptar esta estrategia para contribuir a la solución del relevo generacional.

TEC Capital, sociedad de inversión fundada por Olivier Lamotte y Pepe Corral, se encuentra en la búsqueda de una única PYME española, preferiblemente con un EBITDA superior a un millón de euros, que permita implementar un plan de transición personalizado. La intención es colaborar estrechamente con los propietarios actuales, aportando experiencia en gestión, digitalización e internacionalización, para potenciar el crecimiento y la continuidad del negocio. Los fundadores están convencidos de que las pequeñas empresas catalizan la economía local y, con el apoyo adecuado, pueden convertirse en motores de desarrollo sostenido en la región.

Este mecanismo tiene el respaldo de inversores tanto nacionales como internacionales, quienes ven en los fondos de búsqueda una vía viable para preservar la riqueza empresarial y garantizar la continuidad de muchas firmas gestionadas por generaciones. La iniciativa refleja un cambio de paradigma en la forma de abordar el relevo generacional, apostando por un proceso planificado, profesionalizado y que involucre a nuevos actores con visión de futuro.

En definitiva, Alicante se encuentra en una encrucijada que requiere atención inmediata. La combinación de una población empresarial envejecida, la concentración de propiedad en pocos perfiles y la falta de planificación rigurosa podría poner en jaque la estabilidad del tejido empresarial local. Sin embargo, las nuevas fórmulas de inversión y sucesión ofrecen una esperanza para mantener vivas estas historias empresariales, asegurando empleo y crecimiento en una economía que necesita adaptarse a los tiempos de cambio.

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