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El pago aplazado se consolida en España: cómo usar el BNPL sin poner en riesgo la salud financiera

compras rebajas

La forma de pagar las compras en España está cambiando a gran velocidad. El pago aplazado, las billeteras digitales y los móviles se han colado en el día a día de millones de personas. Pero esta revolución trae también una pregunta clave para cualquier familia: ¿hasta qué punto estas nuevas soluciones ayudan a gestionar mejor el dinero… o pueden convertirse en una trampa de endeudamiento?

La entidad financiera Oney acaba de presentar la 3ª edición de su Libro Blanco “Presente y futuro de los medios de pago”, un informe que radiografía cómo pagan hoy los consumidores y qué tendencias marcarán los próximos años. El documento pone cifras a una realidad cada vez más visible: el pago aplazado tipo Buy Now, Pay Later (BNPL, “compra ahora, paga después”) ya forma parte de los hábitos de consumo de una parte importante de la población española.

Casi 4 de cada 10 españoles ya han usado pago aplazado

Según los datos recogidos por Oney sobre los hábitos de consumo, el 37,1 % de los españoles ha utilizado alguna vez soluciones de pago aplazado tipo BNPL. De ellos, un 23,8 % lo ha hecho en los últimos doce meses, sobre todo jóvenes y hogares con ingresos medios. Entre los menores de 35–40 años, la adopción se sitúa en torno al 32 %.

En el extremo opuesto, el informe refleja que los mayores de 65 años apenas recurren a este tipo de fórmulas: un 73 % asegura no haberlas utilizado nunca. Algo similar ocurre entre las rentas más altas, donde el 71,5 % declara no usar BNPL.

El dato dibuja una brecha generacional clara: los jóvenes priorizan la flexibilidad y la comodidad, mientras que los perfiles más sénior siguen confiando en medios más tradicionales, como la tarjeta de crédito “de toda la vida” o incluso el efectivo.

Más opciones de pago… y más decisiones financieras que tomar

El Libro Blanco sitúa este auge del pago aplazado dentro de un cambio mucho más amplio. En Europa, los pagos electrónicos en el comercio minorista superaron el billón de euros en 2023, según datos de la CNMC citados por el informe.

Al mismo tiempo, las billeteras digitales —los wallets en el móvil— ya representan aproximadamente el 50 % del gasto global en comercio electrónico y un 30 % del gasto en puntos de venta físicos, de acuerdo con el Global Payments Report 2024 recogido por Oney. En términos absolutos, se habla de casi 3 billones de euros en compras online y más de 10 billones en tiendas físicas pagados a través de wallets.

Detrás de estas cifras hay un mensaje claro para las finanzas personales: nunca ha sido tan fácil pagar con un clic, dividir una compra en cuotas o dejar que una aplicación “se ocupe de todo”. Pero cuanta más facilidad aparente, mayor necesidad de tener un plan consciente para no perder de vista el presupuesto mensual.

BNPL: flexibilidad sí, pero con cabeza

El BNPL se ha popularizado precisamente porque simplifica el proceso: el consumidor puede aplazar una compra en el momento, asociándola a una tarjeta bancaria, sin aportar documentación extra ni pasar por un estudio de crédito al uso.

Para muchas familias, esto supone una ayuda puntual: permite comprar un electrodoméstico, unas gafas nuevas o incluso hacer frente a una reparación inesperada sin descuadrar de golpe la cuenta corriente. Sin embargo, desde la perspectiva de las finanzas personales, los expertos recuerdan varios puntos clave:

El propio documento de Oney insiste en la importancia de fomentar hábitos de consumo responsables y de ofrecer productos de financiación “equilibrados y transparentes”, ajustando límites y condiciones a cada perfil, y reforzando la educación financiera de los clientes.

Una década que ha cambiado la forma de pagar… y de gastar

La última década ha supuesto una transformación profunda en el ecosistema de pagos. El efectivo pierde terreno frente a las tarjetas, los pagos sin contacto, los códigos QR, las billeteras digitales y las transferencias instantáneas. A esto se suman nuevas capas como la biometría (huella, cara, voz) o la Inteligencia Artificial aplicada a la detección de fraude y a la personalización de ofertas.

Este entorno digitalizado impacta directamente en los hábitos de consumo:

La consecuencia es evidente: si pagar es cada vez más rápido e invisible, el control del gasto exige más disciplina. Antes, sacar un billete de 50 euros de la cartera hacía tangible el dinero que salía. Ahora, un gesto con el móvil o la aceptación de una cuota más en la pantalla del comercio alejan esa percepción.

Regulación, “pagos verdes” e IA: el contexto que viene

El Libro Blanco también subraya otros factores que afectarán a las decisiones de pago de los ciudadanos en los próximos años:

En este contexto, Oney se posiciona —según su propia visión en el informe— como un actor que aspira a combinar innovación y seguridad, promoviendo un ecosistema de pagos que sea a la vez inclusivo y comprensible para el usuario medio.

Qué puede hacer el consumidor para proteger sus finanzas

Para un medio de finanzas personales, la gran pregunta es qué pueden hacer las familias, a pie de calle, ante esta explosión de opciones.

Algunas recomendaciones básicas que se desprenden del análisis del Libro Blanco y de la lógica de la planificación financiera serían:

  1. Tratar el BNPL como una deuda más
    Anotar cada operación aplazada igual que se haría con un préstamo o un pago con tarjeta de crédito: importe, número de cuotas y coste total.
  2. Limitar el número de plataformas y cuotas activas
    Concentrar el pago aplazado en uno o dos proveedores facilita el seguimiento. Cuando se tienen pequeños pagos dispersos en múltiples servicios, el riesgo de “bola de nieve” aumenta.
  3. Revisar el presupuesto antes de fraccionar
    Antes de aceptar un “paga en 3, 6 o 12 meses”, conviene revisar cuánto margen queda en el presupuesto mensual, sobre todo en un entorno de precios altos y tipos de interés elevados.
  4. No usar pago aplazado para compras recurrentes básicas
    Alimentación, suministros o gastos mensuales habituales deberían financiarse con ingresos corrientes. Si se empiezan a fraccionar estos conceptos, la señal es clara: falta equilibrio entre ingresos y gastos.
  5. Aprovechar la tecnología… pero sin dejar de mirar los números
    Apps bancarias, wallets y alertas de movimiento son aliadas para ver, en tiempo real, cuánto se ha gastado y cuánto queda por pagar. Utilizarlas a favor, no como una capa que oculte la realidad financiera.

El Libro Blanco de Oney recuerda que el futuro de los pagos será cada vez “más invisible, inmediato y seguro”. La clave, desde la óptica de las finanzas personales, será añadir un cuarto adjetivo: consciente. Que la rapidez para pagar no supere a la prudencia a la hora de endeudarse.


Preguntas frecuentes sobre pago aplazado y medios de pago digitales

¿Qué es exactamente el BNPL o “compra ahora, paga después”?
Es una fórmula de financiación que permite aplazar el pago de una compra en varias cuotas, normalmente sin papeleo adicional, bastando con asociar una tarjeta bancaria. No es un descuento ni dinero extra: es deuda que habrá que devolver en los meses siguientes.

¿Es seguro utilizar wallets y pagos móviles para mis compras diarias?
Las billeteras digitales suelen incorporar medidas avanzadas de seguridad, como la tokenización y la biometría. Aun así, conviene activar bloqueos de pantalla, revisar con frecuencia los movimientos y mantener actualizadas las apps para reducir el riesgo de fraude.

¿Cómo puedo evitar sobreendeudarme usando pago aplazado?
La regla básica es que la suma de todas las cuotas mensuales (tarjetas, préstamos, BNPL…) no coma más de una parte razonable de los ingresos netos del hogar. Llevar un registro de todas las deudas y revisar el presupuesto antes de fraccionar una compra ayuda a mantener el control.

¿Por qué se habla de “pagos verdes” en relación con mis finanzas?
Cada pago digital tiene una huella ambiental asociada. Entidades y reguladores trabajan en estándares que permitan medir y reducir ese impacto, con soluciones como tarjetas recicladas o compensación de emisiones por transacción. Para el consumidor, puede convertirse en un criterio más a la hora de elegir con qué entidad trabajar.

vía: El 37 % de los españoles ya paga sus compras a plazos

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